Más Allá del Tiempo, la Forma y el Pensamiento: El Problema de la Naturaleza en el Pensamiento

Más Allá del Tiempo, la Forma y el Pensamiento: La Verdadera Naturaleza del Ser

Vivimos convencidos de que somos nuestro cuerpo y nuestra mente. Nos identificamos con la carne, con las emociones, con los pensamientos, creyendo que eso resume lo que somos. Sin embargo, esta creencia encierra una de las trampas más grandes del ser humano: pensar que su identidad se limita a lo tangible, lo visible, lo medible.

La verdad es mucho más vasta y profunda. El cuerpo y la mente son apenas instrumentos que nos permiten interactuar con el plano físico, una realidad moldeada por formas geométricas que se repiten desde la estructura subatómica hasta las galaxias. Pero lo que somos… trasciende este plano.

El Ser atrapado en la forma

La conciencia, ese núcleo esencial de lo que somos, no se encuentra dentro de las formas: las habita momentáneamente. Sin embargo, vivimos atrapados por la ilusión de lo material, creyendo que la realidad termina donde termina nuestro alcance sensorial. Esta ilusión genera apego, miedo, sufrimiento y desconexión.

Estamos inmersos en un mundo tridimensional —altura, anchura y longitud— y pretendemos comprender el universo con herramientas limitadas al espacio-tiempo. Pero en esencia, no somos cuerpos físicos con experiencias espirituales, sino seres espirituales viviendo experiencias físicas.

Centros energéticos: El mapa del ser

Desde las tradiciones del yoga y otras corrientes esotéricas, se nos enseña que el ser humano está compuesto por centros de energía: los chakras. Estos centros pueden agruparse en dos grandes sistemas: inferiores y superiores.

• Los centros inferiores (primeros tres chakras) están relacionados con la supervivencia, la procreación, el placer, el poder y la competencia. Cuando la energía se estanca aquí, el individuo vive dominado por el instinto, el miedo, el deseo y la lucha por el control.
• Los centros superiores, en cambio, conectan con dimensiones más sutiles del ser: el amor incondicional, la expresión auténtica, la intuición, la sabiduría y la unidad.

Estos dos sistemas energéticos son representados por triángulos opuestos. Cuando se equilibran, dan lugar a la estrella de seis puntas, símbolo de armonía espiritual e integración total.

¿Qué es una dimensión más alta?

Una dimensión no es un lugar físico sino una forma de percepción. A mayor número de dimensiones, mayor complejidad y realidad. Una línea (1D) es una sección de una superficie (2D), que a su vez es parte de un sólido (3D). Pero este sólido también puede ser una proyección de una realidad cuatridimensional… y así, sucesivamente.

El tiempo es una dimensión más, una forma de medición que no depende del espacio físico. Por lo tanto, nuestra vida tridimensional es solo una porción de lo que realmente somos: una sección de nuestro "yo cuatridimensional".

Y si desde una quinta dimensión se pudiera observar el todo, veríamos nuestra vida completa —pasado, presente y futuro— como una sola unidad fluida y viva. Como un organismo en movimiento perpetuo. Esa perspectiva es inaccesible a la lógica ordinaria, pero intuible desde la conciencia superior.

El límite de la lógica

La lógica, aunque útil, es una herramienta diseñada para interpretar lo conocido. Está limitada al mundo de las formas, no puede percibir realidades que trasciendan lo observable. Como resultado, la mayoría de los seres humanos viven atrapados en una ilusión que interpretan como “realidad”, determinada por miedos, ideas heredadas, creencias limitantes y memorias pasadas.

La mente se vuelve un reflejo condicionado, que proyecta el pasado sobre el presente y predice un futuro ya contaminado por experiencias anteriores. Es decir: el pensamiento y el deseo se vuelven reciclaje del pasado.

¿Existe el libre albedrío?

Desde una perspectiva elevada, el llamado “libre albedrío” puede ser una ilusión. Si estamos dominados por centros energéticos inferiores, nuestras decisiones estarán regidas por deseos, placeres, temores o condicionamientos. Por ende, nuestras elecciones ya están predeterminadas por nuestro sistema de interpretación interno.

Es decir, no vemos las cosas como son, sino como somos.

Nuestros pensamientos y emociones —que trascienden el tiempo y el espacio— determinan nuestras acciones. Y si estas pueden ser mapeadas neurológicamente, podrían ser incluso predecibles, como lo plantea la neurociencia más avanzada.

El campo unificado y la multidimensionalidad del yo

Todo esto nos lleva a un punto esencial: nuestra identidad no puede definirse dentro de un solo plano. Si nos viéramos desde la quinta dimensión, podríamos observar simultáneamente todos los eventos de nuestra vida, todos los caminos posibles, todas las decisiones tomadas y no tomadas.

Desde ahí, el yo no es una línea cronológica, sino una red infinita de posibilidades interconectadas. Cada versión de ti existe como una frecuencia distinta, y tú accedes a ella en función de tu nivel de conciencia.

Por lo tanto, tu vida no está “escrita”, pero sí existen múltiples líneas potenciales de destino. Accedes a una u otra según lo que eliges creer, sentir, pensar y vibrar.

Elevar la conciencia: el retorno al centro

Cuando se activa la conciencia en los centros superiores, el individuo deja de proyectar. Su atención ya no está dirigida al pasado, ni a lo que falta, ni a los demás, ni a las circunstancias. Su enfoque está en el aquí y ahora, en el cultivo de la percepción consciente y la energía vital.

Ya no se busca control, se busca integración. Ya no se reacciona, se responde desde la comprensión. Ya no se desea, se crea desde la unidad con el Todo.

Y es entonces, cuando se asciende a este nivel, que se puede integrar lo inferior con lo superior. Como lo representa el símbolo de la estrella de seis puntas: el triángulo hacia arriba (espíritu) y el triángulo hacia abajo (materia) fundidos en uno solo.

Reflexión final: el viaje del ser

Este viaje no es meramente intelectual. Es un camino de conciencia. El despertar no ocurre en la mente, sino en el Ser. La transformación no sucede al entender con palabras, sino al percibir desde otro nivel.

Lo que verdaderamente somos no puede ser encerrado en pensamientos, cuerpos o nombres. Somos un campo vivo de infinitas posibilidades. Una chispa de lo Absoluto experimentando la materia por un instante.

Solo cuando dejamos de identificarnos con lo visible, comenzamos a ver de verdad.

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Lecturas Complementarias

• “Más allá del tiempo” – Jiddu Krishnamurti y David Bohm
• “¿El tiempo es una ilusión del pensamiento?” – La Atención al Presente
• “Meditación – Ir más allá del pensamiento” – Ananda Español
• “El despertar de Eckhart Tolle contado por él mismo” – Sammasati
• “Consciencia más allá del espacio-tiempo” – Astrocosmos2002

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